Poesía popular al alcance de todos II

Por Jesús Alonso

El Bachiller Alonso acomete la tarea de descifrar otro texto difícil de la Literatura Popular. Nada es lo que parece en este poema social, casi civil, al que nunca puso su voz ni Paco Ibáñez ni Luis Pastor, probablemente por ceguera.

Texto:

1 ¡Que llueva!, ¡Que llueva!
¡La Virgen de la Cueva!
Los pajaritos cantan,
las nubes se levantan.
5 ¡Que sí! ¡Que no!
¡Que caiga un chaparrón
que rompa los cristales
de la estación!
(Anónimo)

Comentario:

Formalmente, el poema tiene una estructura métrica irregular, formada por versos de 6-7-7-7-5-7-7-5 sílabas. La rima es aabbcc-c con vacilaciones entre consonante y asonante (verso 5). No forma, pues, ninguna estructura estrófica establecida. El poema comienza con una epanalepsis (¡Que llueva!, ¡Que llueva!) que sugiere el carácter desiderativo que presidirá todo el poema. En efecto, las exclamaciones subrayan el carácter de anhelo de destrucción que será patente a partir del verso 6. Una serie de anáforas (vv. 1, 5, 6 y 7), introducen sendas oraciones desiderativas. Una antítesis en el verso 5 (quizás el centro donde gravita el contenido del poema) abre paso a la exclamación final donde se resume los deseos del poeta.
Pocos poemas como este manifiestan de una manera tan nítida el carácter español: por una parte, el deseo de que llueva nos lleva a la tradicional lucha del campesino con la naturaleza y a la necesidad secular de agua que España ha padecido. No es menos significativa la invocación a la Virgen (en este caso de la Cueva, inexistente, pero queriendo con ella simbolizar a todas las demás) e, inmediatamente, se pasa a una descripción realista de lo que ocurriría si, una vez llovido, dejara de llover: las nubes se levantarían y los pajaritos (ese diminutivo muestra a las claras la sensibilidad del poeta) cantarían. El uso del presente de indicativo nos informa de que, para el poeta, ese deseo de lluvia se da por cumplido. Viene ahora un verso oscuro: ¡Que sí! ¡Que no! En este verso se resume, quizás todo el carácter español: por una parte, que llueva; por otra, que no llueva. ¿Es una contradicción? No necesariamente. A través de la Historia comprobamos esa dicotomía que anida en los corazones españoles: sí, pero no. Sí, Raphael ha triunfado, pero es amanerado. Sí, Gasol triunfa en la NBA, pero es muy soso, Sí, Alonso es Campeón Mundial, pero es muy creído, etc.

El final, de corte romántico, nos sitúa en un escenario de naturaleza desatada: la tormenta es tan fuerte que rompe los cristales de los edificios públicos. Pero, a la vez, el uso del subjuntivo (rompa) nos lleva de nuevo a un deseo que la exclamación en la que está encerrado convierte en vehemente: el poeta quiere que el chaparrón rompa esos cristales, patrimonio de todos. Ese abandono de lo colectivo, ese dejar en la ruina nuestro patrimonio nacional, es un perfecto retrato de nuestra colectividad.

Compárese este sentimiento con el poema inglés que comienza:

Rain, rain,
go
to Spain!

En él, lo malo, lo aburrido (para ellos), la lluvia, se envía a España: no se desea que destruya el campanario de la catedral de Westminster o los cristales del Parlamento, sino que se la envía a un enemigo secular.
¿Es, acaso, el desconocido autor de nuestro poema un inglés?
No lo creemos. La fina percepción con la que está descrito el mencionado carácter español es tan profunda que dudamos que ninguna persona nacida fuera de nuestra cultura pudiera llegar a una formulación tan certera.

En resumen, un gran poema.

Una respuesta a “Poesía popular al alcance de todos II

  1. Propongo al crítico Alonso continuar con los líquidos y su consideración popular, aunque sean de otro elemento: «El vino que vende Asunción ni es blanco, ni es tinto, etc.».

Deja un comentario