‘War Horse’ (Steven Spielberg, 2011)

Por José Preciado

Pocos pueden atreverse a dudar de que Steven Spielberg es uno de los cineastas más dotados de su generación, uno de los más famosos (por vistos) de la historia del cine y un verdadero lince del negocio audiovisual. Eso lo hace previsible. Así que si decide adaptar una novela de Michael Morpurgo, especialista en literatura infantil con toda clase de bichos (perros, gatos, gallos, osos, leones, chimpancés y, claro, caballos) como protagonistas, lo que uno se puede encontrar en la pantalla no puede honestamente moverlo a escándalo.

War Horse (6 nominaciones a los inminentes Oscar, incluyendo mejor película y fotografía) cuenta, a la irritante –para algunos- manera clásica, la peripecia separada de un adolescente amo y su caballo (sale más este último, se llama Joey) a través de la Primera Guerra Mundial, y lo hace sobre la delgada línea verde-forraje que separa el realismo del melodrama y lo verosímil del desatino. Por momentos drama familiar rural (impresionantes Emily Watson y Peter Mullan como padres del joven jinete Albert, encarnado por Jeremy Irvine sin frío ni calor), por momentos tragedia épico-bélica (menuda carga de caballería, menudo travelling por las trincheras con Joey al galope), por momentos película-con-bicho de Disney (con todas sus consecuencias: Joey, es más listo que el hambre, más responsable que Lisa Simpson y más bueno que Bambi), War Horse va saliendo airosa en el relato de casi todas las situaciones y de todos los apurados compromisos argumentales en que los guionistas van metiendo a Spielberg y sale indudablemente con notable alto en su resolución visual.

Caballo aparte, lágrima aparte, es un placer ver una película tan profesional y descaradamente hecha de aquella manera. En eso War Horse no es un film, es un libro de texto.

2 Respuestas a “‘War Horse’ (Steven Spielberg, 2011)

  1. Gracias, Pepe. Animas a verla. Espero que las lágrimas no me impidan apreciar los encantos de esta película, porque la sensiblería es lo que más odio de Spielberg.

  2. Afortunadamente, mi religión es extremadamente estricta en cuestión de películas con niño o animal doméstico. Lamentablemente, pues, gran parte de la obra de Spielberg me está vedada. Gracias al cielo…

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