En memoria de don Teófilo Hernández Hernández

Por Antonio Suárez Requero

El pasado 10 de abril de 2012 murió Don Teófilo Hernández Hernández, profesor de Matemáticas y pretérito Director del Instituto “Pedro de Valdivia” de Villanueva de la Serena.

Nos resulta triste a los que un día fuimos sus alumnos no recordar a esta persona, al ser su deseo no celebrar una misa de responso. Esto sería muy injusto con él y con todos los maestros de su tiempo: Don Leandro Gay Pérez, Don Fausto Álvarez Álvarez, Don José Luis Pérez Chiscano, Don Rufino Pineda Mendoza, Don Amado Rubio, Don Rafael Yedro, Don Eduardo Esteban,… que, junto a otros, mantuvieron, con su trabajo en el Instituto Laboral “Pedro de Valdivia”, un bachillerato excelente a pesar de la dictadura, y que tanto agradecemos sus entonces discentes.

Como alumno y después compañero de Don Teófilo, le recuerdo entre todos aquellos docentes: había en él una bondad y comprensión respecto a las cosas del mundo que nacían de la identificación de lo finito. En palabras de su admirado Tierno Galván, como todo agnóstico, estaba asentado en la finitud, con la firmeza de quien no admite el conocimiento de otra realidad, como el hombre sin tragedia teológica, sin vivir la contradicción entre la vida como destino en el mundo y la vida como destino fuera del mundo.

El agnóstico, aunque es un hombre que no tiene fe, no está negado a lo inefable. Duda de que exista una realidad llamada alma o espíritu que sea ajena a la materia, niega lo que no está verificado, y aunque no pretende tener razón, pretende que los demás le demuestren que tienen razón; para el agnóstico el criterio de verificación o prueba es fundamental.

Para D. Teófilo, a pesar de la etimología de su nombre, todo era mundo, es decir, finitud. Convencido de que lo finito es lo único que hay, estaba inclinado hacia la ciencia, ya que ésta provoca la conciencia responsable respecto de la objetividad del mundo. Instalado en la finitud, conocía bien la génesis de la conciencia responsable y procuró integrar su personalidad en el trabajo, en la amistad y en su particular entrega al socialismo democrático.

¡Mirar a ver! imita recordándole otro de sus alumnos; se nos ha ido un querido profesor y nos preguntamos ¿qué será del alma de los hombres buenos que, no conociendo a Dios, solo creen en los demás hombres? ¿Adónde irá su alma?

Y nos decimos: Ni al cielo ni al infierno, el alma de Don Teófilo se ha quedado repartida entre las almas de todos sus alumnos.

Está en paz en nuestros corazones, y por ello cantamos, como a Antonio Machado le cantó Rubén:

Montado en un raro Pegaso
un día al imposible fue.
Ruego por Teófilo a mis dioses;
ellos le salven siempre. Amén.

Antonio Suárez Requero es licenciado en derecho y administrativo en la Secretaría del IES Pedro de Valdivia.

3 Respuestas a “En memoria de don Teófilo Hernández Hernández

  1. Yo también fui alumna de D. Teófilo. Era un maravilloso profesor que nunca consiguio enseñarme matemáticas, porque yo era una malísima estudiante. Pero, me enseñó algo mucho más importante: como vivir. Fue un ejemplo de vida, de coherencia, tolerancia, bondad, hasta el último momento. Me ha dolido profundamente su muerte. Permanece en mi su imborrable recuerdo.
    Eloísa Esteban

  2. yo también fuí su alumno, y presumo de conocerle desde casi al principio de su etapa de profesor, cuando el instituto estaba en el convento de las monjas (San Francisco) era muy amigo de Doña Concha «La Gata» profesorA de Lengua, en fin, son muchos los recuerdos y gratos momentos de aquellos años, ahora ya jubilado, sólo queda la nostalgia y el querer acordarte de tods aqueelos compañeros que durante varios cursos formaron parte de tu vida.
    Gonzalo Arias

  3. D.E.P. buen profesor pero mejor persona

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